Blogia
Érase una vez...

[Una difícil decisión]

[Una difícil decisión] Puso unas flores encima de la mesa y luego se marchó. Tras de sí, dejaba toda una vida. Abrió la puerta, y justo antes de poner un pie fuera de aquella casa que le había proporcionado tantas alegrías, echó un último vistazo a su alrededor. Cuántos recuerdos permanecían en aquellas paredes. Cuántos suspiros se habían perpetuado en las cortinas y en los cuadros. Le costaba marcharse, no lo podía negar. Sin embargo, lo hizo.

La noche anterior a su partida, Juan había estado preparando una cena romántica para Nora (su novia) y él. Había preparado pato a la naranja y compró por la tarde el mejor vino que le recomendó su amigo Antonio, el de la tienda de vinos. No quiso que la cena se quedara sin postre, así que compró helado de tiramisú, que era el que le gustaba a Nora.

Puso un mantel de color burdeo y unas velas a juego. La cena fue en el salón. Hubo algo realmente maravilloso: No sólo estaban las velas a juego con el mantel de la mesa, sino que también estaban otras cien velas repartidas por todo el salón. No se encendió la lámpara en toda la noche. No hay mejor luz que la luz de las velas en una noche romántica.

Hubo más sorpresas aparte de las velas y la cena. Desde el salón hasta el cuarto de baño, hizo un camino de pétalos de rosas. Tenía pensado bañarse con ella después de cenar. Puso también velas allí, sales aromáticas, aceites con diversos olores… Un baño que resultaría muy placentero. Y puestos a poner velas, era de esperar que también las pusiera en el dormitorio.

-Estaba todo exquisito Juan. No me creo que lo hayas hecho tú todo. –Dijo Nora.
-Que sí lo he hecho, tonta. Me he quedado aquí toda la tarde como una maruja cocinando para ti. –Respondió Juan en tono chistoso.
-Pues que sepas que es la mejor cena a la que he asistido. Y todas estas velas… De verdad, eres un cielo. Me encanta como lo has preparado todo. Pero… ¿A qué se ha debido todo esto?
-A nada en especial, cariño. Simplemente, me apetecía tener un detalle distinto contigo. ¿Has terminado ya?

Nora asintió con la cabeza. Dejaron todo tal y como estaba. Apagaron una a una las velas del salón. Cuando acabaron, Juan comenzó a besarle suavemente el cuello a Nora. Nora se giró y ambos se besaron apasionadamente. En un instante, los cuerpos de aquellos dos enamorados se volvieron en un solo cuerpo. Las manos de Juan sirvieron de guía al cuerpo de Nora. Lentamente se dirigieron al baño, donde les esperaba un baño lleno de excitación. Después de aquél largo baño, se dirigieron a la habitación. Aquella noche, Juan y Nora no hicieron el amor: el amor les hizo a ellos.

Era temprano cuando Juan se despertó. A la vez que fue preparando toda aquella velada, fue haciendo la maleta. Sólo tenía que vestirse y marcharse. Y eso hizo. Se puso la ropa que ya tenía preparada y besó dulcemente la frente de Nora. Salió de la habitación y puso una nota encima de la mesa del comedor. Encima de esa nota, puso unas flores y se marchó.

En la nota ponía lo siguiente: “Querida Nora: Sé que jamás me perdonarás que te haya abandonado. Sé que jamás me perdonarás que me haya marchado de esta forma, sin una despedida, sin una explicación. Para todo el mundo, yo soy feliz, yo estoy bien en todo los aspectos de la vida. Incluido para ti, mi vida. Pero os equivocabais. Es cierto que estaba bien en todos los aspectos de la vida… En todos menos en uno. Mi alma no está bien. Está dañada por el paso del tiempo, por los palos de la vida, por las heridas que no cicatrizan. Mi alma me ha pedido un respiro, me ha pedido una tregua. Y yo he decidido concedérsela, pues a ella le debo todo. No espero que me comprendas, pues sé que no lo harás. Has sido una gran mujer, Nora. Has sido la mujer más importante de mi vida. Pero ahora comienzo un nuevo camino, y en este camino no puedes venir conmigo. Gracias por todos estos años compartidos. Gracias por todo. Te querré siempre, mi vida.”

Hay veces en la vida que ni las personas más cercanas a nosotros se dan cuenta de lo mal que lo estamos pasando. Es entonces cuando debemos tomar la determinación (o no) de continuar solos por el bien nuestro. Sé que muchos de vosotros sabéis de lo que estoy hablando. Hoy por hoy, yo he decidido continuar sola mi camino, pues la decepción ante la vida no me deja estar acompañada por nadie.

11 comentarios

Marta -

No sé que pensar, la historia es muy triste, pero...

Onice -

Lo entiendo perfectamente...Y duele, vedad? Aun teniendolo claro, duele cuando dejamos marchar.

Dynaheir -

Hmmm interesante el comentario, Anónimo :p

Anónimo -

Corazón... -

Snif...Snif :(

Bella pero triste, un final triste eiii, niña que a ti se te dan muy bien las historias con un final feliz, tal vez un día ésta historia cambie el final, no te parece?

Un besito princesa, feliz fin de semana!

;o)

Dynaheir -

Jodamos xD

Dynaheir -

No todos los días estamos con ganas de escribir historias felices...

bita -

Que triste mi niña...
Espero que todo vaya bien por tu camino..
aish! me has dejado... :(
Besitos preciosa

scape95 -

Qué post tan triste...

Gracias por el comentario y el link!

Edu -

Adiós...